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06 mayo, 2012

Lágrimas.-

Funesta jornada fue aquella, como cuentan cronistas. Aquel día de San Abundio, 11 de julio por más señas, del año del Señor de 1857, mismo en que erigióse Feria de Abril, fueron arcabuceados ochenta y dos mozos por mor de defender su credo en pro de libertades.

Alzados contra su soberana Isabel e inmersos, cuentan, en ideas liberales, habíanse constituido en singular y modesto ejército, comandados por veterano militar, quien pensaba compensar con su saber inexperiencia juvenil. Partieron hacia sierras de Ronda, provocando algún que otro desmán, y allí fueron derrotados por tropas gubernamentales, sin haber gastado una onza de pólvora, siendo apresados supervivientes y llevados con presteza a Sevilla, quedando recluidos en San Laureano, cabe la Puerta Real.


Trató el Consistorio sin éxito lograr indulto, tanto por la mocedad de los encausados como por su pertenencia a familias nobiliarias, mas dictóse sentencia severa a manera de escarmiento, siendo condenados a máxima pena haciendo sordos oídos a toda posibilidad de gracia. Apesadumbrado, derramando copiosas lágrimas por tamaña desgracia, el edil García de Vinuesa (que tal era su nombre) sentóse en vasto pedrusco situado cabe dónde prodújose ajusticiamiento, lamentándose por tal deplorable pérdida de vidas y pronunciando frase que quedó para posteridad: “Pobre ciudad, pobre cuidad...”, tomando antedicho pedrusco apelativo de “Piedra Llorosa”.


Consérvase aún dicha llorosa piedra, y paseante investigador podrá contemplarla al final de Puerta Real, próxima a San Laureano y no lejos de barrio de los Humeros; resulta asaz  curioso pensar cómo en aquestos ásperos tiempos que corren bien podría ser dicha Piedra Llorosa utilizada por no pocos que ven truncadas esperanzas o inútiles intentos por conseguir tan simple cosa como oficio con que lograr sustento diario, amén de servir, item más, como escabel en que descansar de penurias actuales que cercan sobre manera a muchos.

Empero, afirmánnos que será cuestión de mantener viva esperanza de mejores tiempos, que como suele decirse sufrimos mucho por lo que nos falta y disfrutamos poco de lo mucho que tenemos.

27 febrero, 2012

A mucha honra.-

Aficionados a Vexilología, o ciencia que estudia banderas y pendones (en buen sentido de palabra), llamónos la atención, apenas retornamos a este Siglo en breve hará un año, cómo de muchas balconadas pendían curiosas enseñas desconocidas para nos. En una dellas reconocimos, expertos peritos como presumimos de ser, armas de Castilla, León y de otros reinos, por que supusimos tratábase de enseña patria, como a posteriori confirmamos y que tratábase de creación novísima de la décimo octava centuria.

Empero, contemplamos cómo en otra enseña, en trío de idénticas franjas en sinople, plata y sinople (o verde, blanco y verde en román paladino), campeaba descollante Hércules Invicto domeñando pareja de felinos leones. Como podrá comprender quien lea estos pliegos, inquirimos sobre tales asuntos y se nos dijo que constituían colores de “Andalucía” y que si la enseña nacional es reciente, novísima puede calificarse aquesta otra, pues es su data de 1918 y resultó creada en tierras rondeñas inspirada por cierto escribano de Casares apellidado Infante y con trágico final.  

Recordamos entonces cómo ya en 1641 el Duque de Medina Sidonia pretendió, merced a conjura, coronarse Rey de tal tierra, siendo descubierto por el todopoderoso Gaspar de Guzmán, Conde Duque de Olivares, familiar suyo y Valido de Felipe IV (que Dios guarde); llamado a la Corte, Medina Sidonia logró perdón real, sin olvidar que Olivares (siempre celoso de honra familiar) coméntole que “no es imposible que la reputación de Vuestra Excelencia padezca sin quiebra de la mía”. Peor fortuna corrió otro conjurado, Marqués de Ayamonte a la sazón, quien concluyó sus días recluido y medio loco encerrado en fortaleza.

Desechada, pues, dicha conjura por su sonoro fracaso, dedujimos haciendo gala de suma inocencia, que aquesta autónoma Andalucía de hogaño poco tiene que ver con aquella. De modo que la de agora adórnase con bendiciones y dineros de la Corte y cuéntannos laboran en pro della no pocos gobernantes, escribientes, gestores, consejeros, funcionarios y burócratas. Lujosos palacios y antiguos hospitales remozados acogen sesudos debates, dónde tómanse graves decisiones siempre por el bienestar de los ciudadanos. No hay, nos dicen, por tanto, sitio para cabildeos ni confabulaciones.

Quiera el Creador que aquestos crudos tiempos en que escasean trabajos y optimismos iluminen afanes de políticos sean del jaez que sean, y no hay en ello diferencia, pues probado resulta, afirmaba Diego de Saavedra Fajardo, que todo el estudio de los políticos se emplea en cubrirle el rostro a la mentira para que verdad parezca, disimulando engaño y disfrazando designios.

No quebremos pues andaluza reputación, que quebraremos, por ende, la nuestra.








18 mayo, 2011

COMICIOS

            Apenas hánse puesto a buen recaudo lonas, deshecho farolillos y retiradas las guirnaldas, los hispalenses apréstanse a vivir una nueva fiesta, o al menos así me lo refieren gentes doctas en materias relacionadas con la cosa pública. Llámanla “Fiesta de la Democracia” y he decir que nos ha sonado a cosa extraña para nuestro entendimiento, mas no por ello habremos de rechazar su disfrute, aficionados como somos a festejos y celebraciones.



            Al parescer, cumplidos cada cuatro años, ciudadanos de esta ciudad, y de las demás ciudades de la actual España, hacen comicios en los que escojen, a la manera de los antiguos los atenienses, quienes serán sus representantes en el Cabildo de la Ciudad y quien ostentará el cargo de Regidor del mismo. Agrúpanse los candidatos en Partidos o facciones y cada cual tiene sus colores, emblemas y demás, así como costoso aparato con el que sostener su aliento, utilizando para ello a seguidores y simpatizantes.



            Antaño, justo es de reconocer que tales cargos eran vitalicios y heredados (cuando no comprados) por miembros de preclaras familias, quienes llevaban a gala tanto dicho nepotismo como el título de Caballero Veinticuatro, y aunque había prebendas y privilegios, en no pocas ocasiones era el peculio de cada cuál el encargado de suplidos y demás, que las arcas municipales mostrábanse exiguas no poco y había que abonar sueldos de alguaciles, escribanos, porteros y personal de servicio del Consistorio. Eran personajes respetados por su ejecutoria y tenidos por honorables, ocupando lugar preeminente en celebraciones y fiestas religiosas o civiles.



            Agora, según me narran, quienes alcanzan tales Concejalías, sin tener suficientes credenciales en no pocos casos, gozan de lujoso carruaje propio con lacayos a su servicio, servidores y secretarios, amplias estancias dónde despachar graves asuntos,  generoso estipendio y la posibilidad de viajar y yantar a costa del erario municipal, cosa de la que al parescer no se privan y de la que hacen gala “ad nauseam” pese al disgusto general y la denuncia de gacetilleros y ciudadanos que ven en ello dispendio, derroche y frivolidad en calendas como estas en las que escasea el trabajo y apremia la necesidad.



            Pasmados, hemos comprobado que la ciudad se ha llenado de carteles, convocatorias, panfletos y proclamas narrando las excelencias de tal o cual candidato y a costa de buenos maravedíes dilapidados en imprentas e papel e tintas, preguntándonos quién paga todo ello y si tras los comicios serán retirados por la misma mano que los pegó. Queda, pues, la Ciudad en lamentable estado de suciedad.



            No falta quien alude a corruptelas varias y tejemanejes diversos a la hora de alcanzar la ansiada jamuga concejil, y que en ello a muchos candidatos, sueltos de lengua y vivarachos en el ademán, se les va la vida jurando y perjurando cumplirán todo lo prometido, por audaz que sea, y que acatarán la voluntad salida de los escrutinios, por contrario que resulte. Siendo honestos, habrá que mencionar, otrosí, a honrados gestores e íntegros gobernantes, mas éstos laboran sin alharacas y queda su trabajo oscurecido por lo antes mencionado.


            Item más, que como en esta bendita tierra no falta la denominada “guasa”, ésta materialízase también en estas cuestiones electorales, baste como muestra el regocijante bando que hallábamos hace escasas jornadas en un establecimiento perteneciente al gremio de los corseteros, cercano a la Venera.



            Los hispalenses, haciendo honor a su diligente responsabilidad, acudirán a votar, pero no es menos cierto que quizá sea este el único momento, cada cuatro años, en los que son tenidos en cuenta. Y bien sabe el Todopoderoso que, en vez de introducir la papeleta en la urna debiérase, como en mis anheladas calendas, introducir bola negra para manifestar disconformidad y rechazo.

            No ha mucho leímos sabia frase que a nos, en lo tocante a esta materia, nos resultó asaz atinada: “Políticos y pañales han de cambiarse a menudo y por idénticos motivos”

            Dicho queda.